Tienes un cuerpo muy largo
Y cabellera abundante,
E l óleo como turbante,
Te despierta del letargo.
Así empiezas a manchar
Mis lienzos inmaculados,
Y lo mismo que los hados
Tú empiezas a pintar.
Después todo el mundo piensa
Que fui yo quien lo pintó.
Fuiste tú quien lo tintó
De colores, tela tensa.
Te pones de mil posturas
Para soltar el color,
Buscando plasmar texturas
Con esfuerzo, con dolor.
Así que recibo el premio
De tener cuadros pintados,
Con su moldura adornados
Y venderlos con apremio.
Por eso te cuido mucho
Y te lavo con esmero,
¡Para mi es lo primero!
Pues en esto si estoy ducho
Te guardo en una vasija
Esperando al día siguiente,
Tú que eres la simiente
De mi obra tan prolija.
Antonio Sánchez-Gil